Etiqueta: Fotografía

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No es casualidad que estés leyendo esto.

No es casualidad que estés leyendo esto. Estoy haciendo marcas negras sobre una hoja en blanco. Estas marcas son mis pensamientos, y aunque yo no sé quién está leyendo esto ahora, de alguna manera las líneas de nuestras vidas se han cruzado aquí en esta hoja. Coincidimos aquí. Conectamos durante la longitud de estas breves frases. No es casualidad que estés leyendo esto. Estas palabras han estado esperándote. Este momento ha estado esperándote. Acuérdate de mí.

Duane Michals

Tras una breve sesión con todos los componentes del grupo, Joel Brodsky se quedó a solas con el joven Jim Morrison, líder y vocalista de la banda, que en aquel entonces tenía 23 años. Tal y como el propio fotógrafo confesó posteriormente, Morrison se presentó en el estudio completamente ido y borracho, tropezando con los focos continuamente.
A pesar de ello –o quizás gracias a eso- Brodsky logró capturar la imagen más icónica del legendario cantante y poeta estadounidense. Morrison aparece en ella con el pecho desnudo, los brazos en cruz y las costillas marcadas, con una mirada entre desafiante y mesiánica, y desprendiendo esa sexualidad salvaje que le caracterizaba. La foto terminó en la portada del álbum “The Best of The Doors”, de 1985, e impresa en miles de pósteres y camisetas.

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Poder

Puedo hacer que la tierra se pare en seco. Hice
desaparecer los coches azules.

Me puedo hacer invisible o pequeño.
Puedo hacerme gigantesco y alcanzar las
cosas más lejanas. Puedo cambiar
el curso de la naturaleza.
Puedo situarme en cualquier lugar
en el espacio o en el tiempo.
Puedo invocar a los muertos.
Puedo percibir sucesos de otros mundos,
en lo más profundo de mi mente
y en la mente de los demás.

Yo puedo.

Yo soy.

– Jim Morrison –

(fuentes: http://www.quesabesde.com/noticias/fotografias-iconicas-rock-the-clash-johnny-cash-ramones-david-bowie_14534

http://www.jimmorrisonproject.com/jim_morrison.html)

Cuando Sports Illustrated me asignó una historia sobre un joven boxeador, Cassius Clay, nunca había oído hablar de él. Le mostré mis fotografías submarinas de esquí acuático para impresionarlo con una historia que había hecho para la revista Life. Fui al motel donde se hospedaba Clay y allí estaba, en la piscina realizando su entrenamiento. Estaba haciendo un gancho y un jab, y pude ver las burbujas en el agua. Entonces le dije, «Eso es fantástico, veo sus puños pasar por el agua, al igual que en mis fotos de esquí acuático.» Y me dijo, «Bien, yo siempre he hecho esto. Un viejo entrenador en Louisville me dijo que si practico en la piscina, la resistencia al agua actúa como un peso.» Todo sonaba plausible para mí.
Cuando llamé al editor de Sport Illustrated pensó que yo estaba loco por tomar fotos de un boxeador en una piscina. Entonces llamé a la revista Life y les gustó la idea, así que volví a la tomar fotografías en la piscina. Tuve que usar un par de sus pantalones cortos de boxeo porque me había olvidado mi traje de baño. Me puse el equipo de buceo y le tome varias fotos practicando diferentes golpes en el agua. Luego di vuelta y allí estaba, de pie en el fondo de la piscina. Eso es algo muy difícil de hacer, y él estaba en una perfecta pose de boxeo. Entonces nadé muy rápido e hice unas seis tomas de él, el estaba conteniendo la respiración, estático.
La única queja que tengo es que cuando Life publicó la historia, no seleccionaron esa imagen. Sin embargo fue la foto más solicitada que he disparado.

Tres años mas tarde, luego de que Cassius Clay ganara el campeonato de peso pesado y se cambiara el nombre a Mohammed Ali, fui de nuevo a fotografiarle. Estábamos mirando un álbum y cuando se encontró con mis fotografías bajo el agua me guiñó un ojo. Mas tarde supe que él y su entrenador habían llegado con la historia armada por su cuenta, Cassius ni siquiera sabía nadar. Me engañó, engañó a un reportero de Life, engañó a todo el mundo, y se hizo imagenes fantásticas. Me demostró lo brillante que era, incluso a los 19 años. Pensó una idea que yo me tragué, pero estoy muy orgulloso de todo esto.

Flip Schulke.

«Durante más de veinte años he recopilado, con mi trabajo y mi iniciativa individual, en todas las viejas calles del viejo París, fotografías, en formato 18 x 24, documentos artísticos de la hermosa arquitectura civil de los siglos que van del XVI al XIX; antiguos palacetes, mansiones históricas o curiosas, hermosas fachadas, hermosas puertas, hermosas carpinterías, aldabas, viejas fuentes, escaleras de estilos definidos (de madera y de hierro forjado); los interiores de todas las iglesias de París (conjuntos y detalles artísticos de ; Notre-Dame, Saint-Gervaiset-Saint-Protais, Saint Séverin, Saint-Julien-le-Pauvre, Saint-Étienne-du-Mont, Saint-Roch, Saint-Nicolas-du-Chardonnet, etc, etc.) Esta enorme colección, artística y documental, está hoy en día concluida. Puedo decir que tengo en mi poder todo el viejo París.»

Atget, Carta dirigida al Sr. Paul Léon, director de Bellas Artes,

el 12 de noviembre de 1920

«Su característica general es una comprensión lírica de la calle, la observación adiestrada, un gusto especial por la pátina y ojo para el detalle. Y, por encima de todo, reina una poesía que no es «la poesía de la calle» o «la poesía de París», sino la proyección de su persona.”

Walker Evans, sobre Atget

«Se ponía de pie con el alba, y después de estudiar la luz partía, diríase que en dirección a todas partes. Su instinto le llevaba a sitios muy extraños, donde aparentemente no había nada de interés.»

Berenice Abbot, 1928.

(fuente: http://exposiciones.fundacionmapfre.org/eugeneatget/)

17 de julio de 1994, final del mundial de fútbol, Estadio Rose Bowl, Pasadena, EEUU. Definición desde los doce pasos. Era el quinto penal para Italia. Massaro acaba de fallar para la «azurri» y Dunga había puesto en ventaja a Brasil. El «Scratch» ganaba 3-2 en la tanda de penales y el turno era de Roberto Baggio, la estrella de la selección italiana.
Esta foto fue capturada apenas unos segundos luego de ejecutado el penal. El arco está vacío, Claudio Taffarel -arquero de Brasil- arrodillado con sus brazos al cielo, Roberto Baggio parado estático, inmóvil, mirando el suelo. El arbitro pitando el final del encuentro, y del mundial. La copa se iría para Brasil, que en ese momento se convertía en tetracampeón del mundo.

“Cuando fui hacia el punto de penalti estaba todo lo lúcido que se puede estar en esos momentos. Sabía que Taffarel se tiraba siempre, por eso decidí tirarlo al medio, a media altura, justo para que no pudiera despejarlo con los pies. Era una elección inteligente. Sin embargo, el balón, no sé cómo, se elevó tres metros y se fue arriba. He fallado pocos penaltis, pero cuando los fallaba me los paraban, no se iban a las nubes.

Los brasileños dicen que fue Ayrton Senna desde el cielo el que elevó la pelota. Quién sabe. Es la explicación romántica a una acto inexplicable, a no ser por el cansancio. Era el primer lanzador de penalti en el equipo y nunca he escapado de la responsabilidad. Siempre he dicho que los penaltis los fallan los que tienen el coraje de tirarlos. Aquél lo fallé. Fue el momento más duro de mi carrera, me condicionó durante años. Todavía sueño con él”.