Niño con granada de mano de juguete en Central Park. (Diane Arbus, 1962)

 

Esta es una de las fotografías más famosas de la fotógrafa neoyorquina Diane Arbus. La misma fue tomada un día cualquiera en el Central Park. El niño se llama Colin Wood, es hijo del famoso tenista Sidney Wood, y se encontraba jugando en el parque como cualquier otro niño. Arbus mantuvo al modelo parado y empezó a moverse alrededor de él al mismo tiempo que iba disparando el obturador, diciéndole que estaba buscando el mejor ángulo. En un momento el niño se impacientó y le exclamó: «Tome la foto de una vez», y eso fue lo que hizo la fotógrafa en ese momento exacto. La exclamación, la gestualidad y la granada en su mano derecha le dan al niño un aspecto demencial. Sin embargo, este aspecto no tiene nada que ver con las demás fotos del mismo negativo en las cuales se lo ve, a primera vista, como un niño tranquilo y feliz. Años más tarde, Colin dice no recordar aquella tarde y asegura que, con la perspectiva del tiempo, entiende que Arbus debió reconocer en él la tristeza y ansiedad (sus padres acababan de divorciarse) que ella misma sentía.

 

Niño con granada de mano: Hoja de contacto. El momento de la toma fue importante, pero la elección de Arbus manifiesta la importancia de la edición como parte del trabajo autoral.

Niño con granada de mano: Hoja de contacto. El momento de la toma fue importante, pero la elección de Arbus manifiesta la importancia de la edición como parte del trabajo autoral.

 

«Nunca he tomado una foto como pretendía. Siempre son mejores o peores.»

Diane Arbus

Alfredo Zitarrosa. (Jaime Niski, entre 1965 y 1967)

zitarrosa3_niski

 

«Hoy anduvo la muerte buscando entre mis libros alguna cosa…

Hoy por la tarde anduvo, entre papeles, averiguando cómo he sido, cómo ha sido mi vida, cuánto tiempo perdí, cómo escribía cuando había verduleros que venían de las quintas, cuando tenía dos novias, un lindo jopo, dos pares de zapatos, cuando no había televisión, ese mundo a los pies, violento, imbécil, abrumador, esa novela canallesca escrita por un loco…

Hoy anduvo la muerte entre mis libros buscando mi pasado, buscando los veranos del 40, los muchachitos bajo la manguera, las siestas clandestinas, los plátanos del barrio, asesinados, tallados en el alma…

Hoy anduvo la muerte revisando mi abono del tranvía, mis amigos, sus nombres, las noches del Café Montevideo, las encomiendas por la Onda con olor a estofado, revisando a mi padre, su Berreta, su Baldomir, revisando a mi madre, su hemiplejia, al Uruguay batllista, a Arístides querido, a mis anarcos queridos bajo bandera, bajo mortaja, bajo vinos y versos interminables…

Hoy anduvo la muerte revisando los ruidos del teléfono, distintos bajo los dedos índices, las fotos, el termómetro, los muertos y los vivos, los pálidos fantasmas que me habitan, sus pies y manos múltiples, sus ojos y sus dientes, bajo sospecha de subversión…

Y no halló nada… No pudo hallar a Batlle, ni a mi padre, ni a mi madre, ni a Marx, ni a Arístides, ni a Lenin, ni al Príncipe Kropotkin, ni al Uruguay ni a nadie… ni a los muertos Fernández más recientes… A mí tampoco me encontró… Yo había tomado un ómnibus al Cerro e iba sentado al lado de la vida… Pasé frente al Nocturno y la vida había pintado unos carteles… Pregunté en una esquina por la hora, y en la bolsa del hombre que me dijo la hora iba la vida, junto con su almuerzo…

Hoy dejaré las puertas y las ventanas de mi casa abiertas… y la noche entrará por todas las ventanas de mi casa, por todas las ventanas de todo el barrio, por todas las ventanas de todos los cuarteles y de todas las cárceles, por todas las ventanas de los hospitales… la noche entrará, cabeceando, saltará para adentro, sombra a sombra a la luz del farol… y se echará en el piso como un perro… y aguardará hasta la madrugada…

Hoy… dejaré las puertas y las ventanas de mi casa, abiertas, para siempre…»

 

Fragmento de la canción «Guitarra Negra» de Alfredo Zitarrosa

Escuchar «Guitarra Negra»

Ciudad de London. (Robert Frank, 1951)

city-of-london-robert-frank

 

“El blanco y negro son los colores de la fotografía. Para mí simbolizan las alternativas de esperanza y desesperación a la que la humanidad está sometida para siempre. La mayoría de mis fotografías son de gente; vista de un modo muy simple, como a través de los ojos del hombre de la calle. Hay una cosa que la fotografía debe contener, la humanidad del momento. Esa clase de fotografía es realismo. Pero el realismo no es suficiente, tiene que haber visión, y los dos juntos pueden hacer una buena fotografía. Es difícil describir esta delgada línea donde el tema acaba y comienza la propia mente.”

Robert Frank