En 1995, el periodista y fotógrafo Piergiorgio Branzi tuvo la oportunidad de fotografiar el salón de la casa donde vivió el poeta y cineasta Pier Paolo Pasolini. Veinte años más tarde, en una entrevista, comentaba lo siguiente:
«…por desgracia no lo conocí, pero en 1995, fotografié su casa en Casarsa, que estaba a punto de convertirse en un centro cultural. Tomé una foto, la cual quiero mucho, de la sala de estar. Era una caja vacía, sin nadie que le diera vida, pero decía mucho de la familia que había vivido allí: como dijo Brassaï, «las paredes nos hablan». El sofá, por ejemplo, era viejo pero pretencioso, y expresa perfectamente la digna frugalidad de la clase media. La ventana sobre la calle principal sugiere lo mucho que la familia se preocupaba por tener una posición de prestigio en la ciudad. La pequeña lámpara y las cortinas (una victoria de la querida madre de Pasolini contra el rigor de su padre militar) inundan la habitación/caja con esa luz especial que parece dar vida a las cosas inanimadas. Una caja vacía y una cortina que se hinchó con sólo la respiración correcta, casi evocando una presencia ausente.»
(fuente: http://www.italianways.com/la-fotografia-dellessenziale-intervista-con-piergiorgio-branzi/)